miércoles, 17 de julio de 2013

Berlín y Potsdam...o la perfecta harmonía entre la cicatriz histórica y la vorágine de modernismo y vanguardia

Cómo va compañeros?Hoy retomo este blog que había creado con tanta ilusión y ganas,y que había dejado abandonado tanto tiempo por motivos académicos y personales. Ahora que por fin gozo de horas libres y tiempo que matar,me apetecía contaros cómo se desarrolló nuestra estancia ( Javi y yo) el pasado diciembre en una de esas ciudades que dejan huella en el viajero: Berlín. Si os soy sincero,existen infinidad de razones por las que a uno se le ocurriría marcar con una chincheta este destino tan afamado en el mapa que tenemos en casa; sin embargo,a Javi y a mi no hubo ningún motivo en particular que nos llamara a apostar por la capital germana excepto el apartado económico. Como bien sabréis el bolsillo del estudiante lo suele condicionar en este tipo de decisiones y en este caso no fue menos pues al ver lo asequible de los precios del billete y el módico precio por noche en un barrio cercano al centro hizo que nos acabáramos por decantar por la urbe teutona a pesar de que barajabamos un buen abanico de posibles destinos. 
He de decir que mi compañero de andanzas ya poseía experiencia adquirida en viajes previos, pero en mi caso, éste sería el segundo gran viaje de mi vida tras haber pisado París. Mentiría si dijera que la preparación y organización del viaje nos trajo de cabeza pues los vuelos(87€ ida y vuelta incluídas los adquirimos con antelación de sobra como para dejar todo listo meses antes (nos los agenciamos en EasyJet, compañía de vuelos de bajo coste que a mi juicio presta un buen servicio y una buena relación calidad-precio,el vuelo transcurrió sin incidencias ni demoras y en 2 horas ya acertábamos a ver entre un ejército de nubes la que sería nuestra morada en los siguientes 8 días).La estación en la que viajamos es la perfecta,el invierno decora las calles de un color blanco que la hace si cabe más bonita;eso sí,hay que equiparse y aprovisionarse de prendas pesadas,guantes y gorro si no quiere acabar uno con síntomas de congelación; la temperatura llegó a  rondar los -6º C alguna que otra mañana. La duración del viaje fue la exacta,ni sobró ni escaseó tiempo para ver lo esencial, eso sí nuestro ritmo y paso era bastante ágil, pero eso ya depende de la parsimonia o el estrés con lo que se tome uno el viaje pero mi recomendación es tomarse una semana para darle una pasada a lo básico. La página de la que nos servimos para cotejar precios de hoteles fue la mítica Hostelbookers.com,que por cierto se la recomiendo a todo aquel que lea ésto. Tuvimos la gran suerte de dar con el AmstelHouse,un edificio de decoración art-noveau en el tranquilo barrio de Moabit que nos llamó la atención por los 15€ que se debían apoquinar por noche y la variedad de servicios que ofertaban pues este negocio funcionaba simultáneamente como residencia de universitarios y hotel para forasteros ( la anécdota fue que a nuestra llegada incluso nos encontramos con las madres que le llevaban viandas a sus críos y les instaban a hacer la habitación más presentable). El hotel nos sorprendió gratamente por lo ya comentado anteriormente, la juventud circundante y la gama de facilidades tales como wifi,bar,lavandería,alquiler de bicicletas,billar,bufet( 5€ a pagar aparte). La situación era óptima pues no estaba ni alejado ni pegado al bullicio del núcleo agitado berlinés. Quizá el mayor defecto que le encuentro ha sido la calidad del colchón y la almohada pero acabábamos tan extasiados las jornadas que llegábamos y apenas reparábamos en ello quedándonos sumidos en un profundo y reparador sueño.Nuestras espaldas aún gozan de buena salud y no nos molestó ni lo más mínimo dormir en una pequeña litera pero no se lo recomiendo a sibaritas ni a espaldópatas haha. Una vez instalados ardíamos en ansia de tirarnos a las calles para recorrer cm a cm las nevadas calles que luego atravesaríamos en bicicleta. Por cierto que la mejor manera de descubrir cada parcela de Berlín es en bici sin lugar a dudas,esta ciudad esconde un secreto en cada rincón y para conocerla de verdad hay que perderse en sus calles,barrios,parques,plazas aunque nos tengamos que salir de la ruta prevista. Bueno nosotros en realidad prescindimos de fijarnos itinerarios, alquilábamos la bici y nos precipitamos calles abajo con nada más que un mapa y una cámara. 
No tengo un esquema mental exacto de los monumentos,museos,boulevares,barrios,iglesias,mercados que visitamos cada día así que haré un repaso general de las sensaciones que nos afloraban a medida que la explorábamos sin especificar el día ni el orden en el que los avistábamos.
Si tengo que definir a Berlín en una palabra no sería capaz, pues me harían falta dos: modernismo e historia. Hay una Berlín joven,actual,moderna,renovada,espabilada que se plasma en la vanguardia y el diseño sobrio  de los edificios acristalados del centro financiero,las avenidas plagadas de grandes almacenes,su mentalidad abierta y un despliegue de infraestructuras y servicios que no envidia al de ninguna capital del Viejo Continente. Lo impactante es que en su intento de ser moderna, no es capaz de no mirar hacia atrás en la medida de que cada rincón,esquina y lugar destilan nostalgia y melancolía. Berlín es una ciudad de tonalidad gris,triste y apagada como si cada ápice de todo lo que es recordara su terrible pasado. Basta con dejarse caer por el Tiergarten ( el pulmón de Berlín y una suerte de parque del retiro),la puerta de Brandenburgo (traída su cuádriga desde Francia aún conservaba boquetes y socavones de la metralla de las balas de la guerra lo que me impresionó), la columna de la victoria ( con magníficas vistas desde lo más alto) , la Pariser Platz... para dejarse empapar e impregnar de historia. Es como una ventana al pasado,no puedes evitar transportarte por el túnel de tiempo. A unos pasos de la majestuosa Brandeburg Tor (foto obligada) se encuentra el monumento al Holocausto,un memorial y recordatorio simbólico a los judíos exterminados por el III Reich. No es apto para los susceptibles pues puede herir la sensibilidad, a mí desde luego se me estrmecía el cuerpo sólo con imaginarme las animaladas y crímenes que se cometieron. Son un conjunto de bloques grisáceos todos con diferentes medidas que evocan el sufrimiento y el exterminio que vivió la población judía por aquel entonces. Uno no puede evitar perderse entre sus bloques sin invadirle la pena y la rabia por las atrocidades que perpetró el monstruo alemán en esas pobres gentes. Otra parada obligatoria de turismo histórico es el Judische Museum o Museo Judío de un diseño minimalista y que reúne testimonios en cartas,pertenencias de niños exterminados,paneles informativos sobre las costumbres y tradiciones judías, propaganda nazi de la época,y constituye un extraordinario homenaje que acerca al visitante a las barbaridades que le toco sufrir a la comunidad semita. Por las inmediaciones de dicha galería es muy recomendable pararse en el río Spree que parte Berlín en dos y en cuyas riberas se apostillan barcos que hacen las veces de pub y en donde se puede degustar la tan reclamada cerveza alemana. Debimos de probar como unas diez marcas( Berliner Pilsen, Becks...) diferentes hasta la de los yonquis,que por cierto sabía mejor que cualquiera que puedas pillar en un supermercado; en ese sentido nada que reprocharle a su fama mundial. Ni tampoco a las salchichas tiernas y kilométricas ni al Curry Wurst, el plato típico que todo berlinés te recomendaría y que consiste en una salchica bien gorda trozeada y rociada con una salsa picante y fuerte al paladar. Lo que mencioné anteriormente conformó nuestra dieta durante una semana así que nos acabó por hastiar.
Si se quiere disfrutar de unas vistas panorámicas de todo el centro urbano,hay que subir al Fernsehturm una especie de pirulí que se levanta en la Alexander Platz y que te catapulta a 114 metros para que te deleites con vista de pájaro, eso sí los precios te dejarán temblando. Por esa zona se topa uno con la Ópera de Berlín,el Berliner Rathaus(el ayuntamiento de ladrillo rojo),las estatuas en memoria de Engels y Marx,el museo de Pérgamo ( con una de las mejores colecciones del mundo de arte antiguo incluyendo muestras de la civilización griega,romana,árabe...), Unter den Linden o la arteria principal por la que bulle el tráfico o la Humboldt Universitat. Nos colamos en las clases de la facultad de Filosofía y Derecho de intrusos y quedamos flasheados con el material que se veía por ahí hahaha. 
Cuando uno piensa en Berlín se le viene a la cabeza automáticamente el muro de Berlín no? Pues bien, fue una de las mayores decepciones del viaje, pues sólo se conserva un tramo pequeño al sur y otro al norte y están todos pintarrajeados de graffitis horrendos exceptuando el mítico beso de Breznev y Honecker y un par de ellos más. Lo que sí es imprescindible es la visita al museo del muro de Berlín o Checkpoint Charlie, situado en pleno Friedrichstrasse, el único punto de trasvase de un lado al otro del muro.  Es muy aconsejable visitarlo con detenimiento pues te sitúa en la época con historias y confesiones de habitantes de un sector que para sortear el control de esa especie de aduana ingeniaron todo tipo de tretas y argucias, entre ellas un túnel cavado a metros de profundidad que capeaba el muro,una mujer contorsionista que se metió en una maleta, y una familia que voló en globo de un lado al otro del muro (de ésta  incluso hay versión en la gran pantalla). Es fundamental en Berlín,tanto al recorrer sus calles como al visitar sus museos ponerse siempre en el contexto histórico que vivió esta ciudad y desdeñar lo que ven nuestros ojos para poder hacerse una idea y ser consciente de las dimensiones de los acontecimientos históricos que allí tuvieron lugar.
De todas las catedrales que he visto en mi vida, la de Berlín con sus cúpulas esmeraldas, su fachada ennegrecida y su majestuosa e imponente presencia al borde del río Spree ha sido una de las que más me ha fascinado,así como todo el entramado de museos,exposiciones y galerías de arte que la rodean en la Museuminsel ( no soy un gran forofo del arte y de la historia pero sé admirarlo y desde luego Berlín es una ciudad con una tremenda oferta artística y cultural ( está la Gemaldegalerie, la Neue National Gallerie con el busto de Nefertiti...).Yo de ella destacaría que es una ciudad con un formidable patrimonio arquitectónico y una mezcolanza en perfecta harmonía de elementos transgresores y notas históricas. 
Guardaré muy buen recuerdo de la visita a la villa aledaño de Potsdam donde Churchill, Truman y Stalin firmaron el famoso acuerdo de la conferencia de Potsdam concretamente en el palacio de Cecilienhof en el que tambíen estuvimos. Es recomendable desenfundar la cámara para inmortalizar todo el conjunto palaciego de Sanssouci declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO así como la sinagoga y la "otra" puerta de Brandeburgo y digo otra porque ésta está considerada como la original y auténtica siendo la berlinesa una copia posterior. De esta villa me encantaron personalmente los mercadillos artesanales y los puestos típicos que se extendían por calles estrechas y nevadas, y en los que se me vino a la cabeza mi madre y tuve el detalle de comprarme un cuco de madura de manufactura artesanal elaborado con madera de la Selva Negra. Cuánto más tiempo llevábamos en Berlín más sensación de apremio y urgencia teníamos por temor a no darlo visto todo,eso sí en una semana da perfectamente para peinarlo todo. 
Uno de esos días optamos por tomarnos un descanso de la tralla que nos metíamos en las piernas porque no nos bajábamos de la bici en todo el día apenas para comer y entrar en museos; así que nos dirigimos a Kurfurstendanm para hacer las compras de navidad en el mítico almacén KaDeWe, el Europa Center y el Sony Cener en Postdammer Plarz una de las plazas neurálgicas y más concurridas. Todo esto mientras nos atiborrábamos de cerveza y currywurst claro.
La gente allí era más bien fría, el trato era cordial pero era difícil que alguien que no fuera un guía o un comercial te esbozará una sonrisa. Los pocos transbordos que hicimos en metro quedaron marcados por el silencio sepulcral y la seriedad que se respiraba en los vagones. Y en cuánto tuvieras una duda y te acercases a un señor para preguntarle por la localización de algún monumento o calle,apenas te lanzaba una mirada esquiva y balbuceaba cuatro palabras que a judgar por como sonaban no le sentaba muy bien a la gente de allí tanto turista revoloteando por sus lares. En ese sentido no es que sean maleducados sino cortantes y bruscos además de su idioma,con el cual peleamos tanto hasta rendirnos y manejarnos sólo con el inglés. Parece que se desgañitan al hablar,que escupen las palabras como si tuviesen la boca sucia, no desmerezco para nada el idioma simplemente me hizo gracia lo rudo y bruto que nos sonaba una chiquilla de 18 anhos que bien podría desfilar en la cibeles, y luego la veías vociferando cual sargento nazi. Menos mal que cada media hora escuchábamos nuestra lengua natal pues aquello estaba atestado de turistas españoles, de hecho en nuestro hotel confraternizamos con una pareja de Pontevedra recién casada.
Por último, aprovechamos para darnos un garbeo por los alrededores del Bundestag o Parlamento alemán, un edificio del que se podrían decir muchas cosas pero lo que llama especialmente la atención es su cúpula transparente con una escalera de caracol diseñada por el afamado arquitecto Norman Foster. A la entrada del mismo ondeaba una bandera gigantesca alemana (allí tienen bien claro el sentido patriótico y engrandecen a su bandera y todo lo que significa para ellos) y a unos pocos pasos a su izquierda era imposible no percatarse de la existencia  esa estructura tan horrorosa que allí llaman " la lavadora" y que jode bastante las vistas de todo el complejo. Aquí es donde trabaja la señorita Merkel y es la sede del yugo por el que está pasando toda Europa en estos momentos. 
De lo que he hablado es lo esencial y lo básico de Berlín visto por encima, pero claro está ,sólo en mi mente guardo ese recuerdo con todo lujo de detalles de lo que es una ciudad,cómo se vive,cómo se come, cómo son sus gente y que me llevaría largo y tendido plasmar en papel. Infinidad de curiosidades, anécdotas, hallazgos, descubrimientos inesperados y rincones interesantes que no aparecen en las guías comerciales. Por eso animo a todo aquel que lea ésto a que ponga el pié en una de las ciudades más modernas,funcionales y dinámicas que se pueden ver en el Viejo Continente y a la vez tan embedida y retorcida en su reciente pasado contemporáneo.
Gracias a todos,un saludo, en breve adjuntaré todas las instantáneas para que os hagáis una idea de lo que vivimos en la sorprendente Berlín.



viernes, 23 de noviembre de 2012

Hola compañeros!Para mí no hay nada más emocionante que viajar por el mundo,enriquecerse y salpicarse de costumbres y culturas que desconocemos,para así conocer cada día un poco más de nuestro planeta Tierra. Me inicio en esto del blogging más que nada para dejar testimonio y compartir experiencias y anécdotas vividas en viajes que he hecho y haré, y si le sirve de ayuda a alguien para futuros viajes mejor que mejor. Intentaré hacer una especie de diario o guía que repase los lugares y destinos en los que he estado y dar información que resulte valiosa en caso de que alguien quiera visitarlos. Espero que sea de vuestro agrado.Un saludo!!!